domingo, 28 de octubre de 2007

De otras vidas...

Se sentó frente a la ventana, observo el paisaje, mientras el frío de la mañana lluviosa y nublada le penetraba en todas sus extremidades; y comprendió su vida, de una vez por todas realizo que siempre habían estado juntos, que el tiempo no los separaría, por que esa unión existía desde el inicio de los tiempos, desde antes de nacer, mucho atrás del día en que sus miradas se cruzaron en el elevador de aquel viernes por la tarde.

Entonces realizo que la angustia era innecesaria, lo que quedaba por venir no podría ser peor que nada antes vivido; que los caminos cruzados, los senderos truncos, las rocas pesadas y los barrancos profundos. Que en su inmensidad estaba completa y no habían complicaciones pequeñas, dilemas complicados, situaciones imposibles, ni paradojas traicioneras.

Solo estaba el momento, si el momento más rico y delicioso que había sentido en años, un templado, húmedo y agradable inicio del día entre las sabanas de su colchón, acariciada por la lana de las frisas y flotando en la magia del dulce sueño de quien se sumerge en ese desconocido universo de lo inconsciente.

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