Quejas y más quejas

 Es de mañana y no dejo de preguntarme si estoy despierta o en un sueño de mal gusto, con buena comida y una fastidiosa tonada de regueton, No, no es un sueño, la mesera del restaurante acaba de cambiar la tele a un programa mañanero de noticias. No obstante mi mente sigue vaga, ida y más que distante de donde estoy sentada. 

Todavia hay algo que no me hace “click,” sera Guaynabo, su gente, lo caro del nivel de vida aqui, la estación del tren repleta de sirvientas dominicanas, no lo se, no tengo ni idea, que conste no soy xenofobica (para la gente como Bob, esa palagra significa tener el sentimiento de que las personas de determinado país son inferior, no es miedo a los senos) es que me revienta ver la manera en que se comporta la gente que habita en Torrimar, son vanidosos, increiblemente arrogantes, llenos de infulas de grandeza, con un gusto insasiable por hablar en un tono de voz desagradablemente alto y la lista es de no acabar.

Realmente es estupido ver que las personas de esta isla se comporten de tal manera, ¿de que deben estar orgullosos? de que andan sobre Audis y Mercedes Benz, por que de educación al parecer la basica no la tienen, se adelantan el las filas, hablan fuera de lugar, son extremadamente altaneros y arrogantes y para peor de males aunque seas un jodio cliente frecuente en un restaurante del area, como yo lo soy, Fallan en tomar la orden de comida de la manera en que la pides, los primeros días es algon comun de entenderse, pero por favor al mes que eso ocurra, ni la cafetería mas cafre de Rio Piedras haría algo asi.

Y prefiero dejarlo aqui por que esto es simplemente una mas de mis quejas, que incluyen redactar decenas de cartas al DACO, entre ellas la del Subway de la Ponce de León en Hato Rey donde era intimidante pedir la orden por miedo a que una de las empleadas me mordiera, los frapuchinos aguados y con pedazos giantes de hielo en Starbucks de Plaza Escorial o la agencia de empleo Careers Staffing Services Inc. , donde siempre me daban cheques sin fondos.