28 de febrero de 2008.
“En esta vida lo único que se queda contigo para siempre es lo aprendido”, “Nadie te puede quitar lo bailao’”, “La educación es la mejor herramienta para un futuro brillante”; son frases tarareadas, estrujadas y recitadas de boca en boca, de generación en generación, palabras que nunca antes habían sido tan premonitorias y acertadas, como en esta época tan precipitada a los hechos, donde los momentos son más efímeros que un pestañeo y los impulsos son la orden del día.
Proseguir mis estudios no es meramente un capricho o el deseo de obtener el papel que certifique, aprobé los criterios de evaluación establecidos por alguna u otra institución académica; independientemente del simbolismo y lo que representa el contenido de dicho papiro. Es un deber que tengo con mi familia, mi país y mi futuro, el de asegurar una carrera que me sostenga económicamente, vaya a la par con mi ética profesional y personal, rete mi intelecto y me haga crecer como persona.
En una sociedad, donde la capacidad y el potencial de sus habitantes suele medirse por el logotipo de la cartera o la chatarra sobre cuatro ruedas que nos transporta, no es de extrañar que la ignorancia posea más seguidores, que el candidato predilecto a la gobernación del país. Tener preparación académica me parece una buena opción para sobrevivir y mantenerse sano y cuerdo en la contrariada atmósfera de este Macondo tropical.
Ahora la gran pregunta que dio muchas vueltas en mi cabeza. ¿por qué periodismo? ¿Comunicación publica? ¿Teoría investigativa? ¿Realmente es conveniente? ¿Tendrá demanda de trabajo? ¿Podré aguantar años en esta profesión y mantenerme mentalmente saludable? Son tantas las interrogantes que responder. A mi entender Puerto Rico necesita educadores con visión, trabajadores sociales comprometidos con la comunidad, maestros no huelguistas, policías que no pongan en riesgo la seguridad de los ciudadanos, médicos honrados, políticos decentes; en fin, la lista es larga y pocas son las manos dispuestas a realizar la tarea.
El conocimiento es la llave que abrirá las puertas de todas las oportunidades en mi vida y nada mejor que el periodismo, ya que siempre me ha gustado develar la verdad a través de la palabra escrita, y en un país como este la falta de información objetiva, es nuestro pan de cada día y un gran problema por resolver que abunda en los medios comunicativos de la isla; éstos son la balanza con la que el resto de la ciudadanía evalúa sus actos.
Lo agradable de estudiar una carrera en comunicaciones, es que me permite ejercer y realizar una labor social de manera directa con mi nación. La gran escuela de un pueblo es la comunicación masiva (deja saber a tantos en tan poco). Un pueblo educado no pasa por tonto ante sus gobernantes, previene las adversidades del futuro con cautela en el presente, y es un entorno en el que las personas pueden expresar su libre albedrío sin faltar el respeto a los otros. Sin muchos por menores, es el ambiente en cual deseamos crezca nuestra descendencia en camino.
Actualmente pertenezco al equipo de trabajo de la Asociación de la Distrofia Muscular, en donde inicie mi recorrido en el territorio de las relaciones públicas y el mercadeo investigativo. Es un trabajo en el cual he aprendido mucho sobre las diversas tareas y posiciones en el área de las comunicaciones. Gracias a la experiencia que he obtenido, me es necesario y de mucho interés, continuar mi desarrollo académico, cursando grados conducentes a la maestría en periodismo.
He llegado al fin de este ensayo, donde lo único que terminan son las palabras escritas y los cantazos en el teclado, ya que el pensamiento repleto de ideas, incertidumbre y preocupaciones, continuará eternamente recalcándome mi potente interés en pertenecer a la elite de comunicadores, ya sean artistas, poetas o locos que se encargan de propagar los beneficios, la verdad de los hechos y la información genuina a esta hermosa perla del encanto.